La gran mentira de la excelencia y la meritocracia
Zotlandia
última edição: Mon, 18 Jun 2018 06:30:34 -0300
Cuando trabajé en el departamento gráfico del Leroy Merlin, la multinacional francesa especializada en bricolaje, observé con curiosidad y espanto que en las charlas motivacionales de los directores y mandos intermedios hacia la plantilla se repetían los mismos conceptos: rendimiento, excelencia, meritocracia o competitividad. Poco tardé en comprender que se trataba de implantar la neolengua cool empresarial, hoy de moda y plagada de anglicismo, instalada en las grandes compañías (e incluso con más énfasis en partidos políticos como Ciudadanos) a la vez que encubren otros términos tales como eventualidad, precariedad, meritocracia o competitividad.
La gran mentira de la excelencia y la meritocracia - La RéplicaLa lógica neoliberal asusta: si eres eventual es que no acumulas suficientes méritos, si eres precario tu rendimiento ha sido insuficiente y si no tienes estabilidad estás lejos de la excelencia. En otras palabras: “la culpa es tuya, querido amigo”.
El lenguaje también es un terreno de disputa y bien lo sabe el establishment, que endosa sus nuevos conceptos en medios de comunicación, libros de texto educativos y hasta en la RAE si hace falta; ejemplos hay a raudales.
Sucede que el engaño de ciertos conceptos empieza a oler ante la opinión pública. Ocurrió ayer en una entrega de premios educativos en la Comunidad de Madrid, gala que presidía Ángel Garrido (sucesor de la meritócrata Cristina Cifuentes), cuando un joven estudiante de 19 años del IES Ramiro de Maeztu llamado Francisco Tomás y Valiente soltó la siguiente bomba al recoger su diploma: “La calidad educativa no puede reducirse a la excelencia académica. La calidad educativa comporta otro elemento esencial, más allá de la excelencia académica, la equidad. Sería injusto no recordar que no solo son excelentes aquellos que obtienen óptimos resultados, sino muy especialmente, quienes consiguen progresar desde circunstancias menos ventajosas, en ocasiones, con problemas familiares, aprietos económicos o dificultades de aprendizaje. No podemos permitir que el olvido de nuestra suerte presida esta celebración. La prioridad no podemos ser aquellos que obtenemos resultados considerados como excelentes. La prioridad que tienen que ser aquellos que tienen más dificultades.”