Dos poemas que escribí en Sevilla, en abril de 1992, con motivo del nacimiento prematuro de mi hija Carmen...
A mi hija, en el hospital
Anidan ya vencejos
en la copa de esa encina
que planté a tu lado
(ya la habrás visto).
En la horquilla entre los tubos
que llevan aire
a tu corazón dormido...
Su aleteo inquieto
(pienso a veces que tu corazón es un pájaro)
habrá llenado de rumores
los amaneceres grises
de esa cuna tan fría
en que sueñas ahora...
Los olores del soto
que labré en torno tuyo
a comienzos de abril
(tu padre, agricultor-poeta, ¿qué me dices?)
habrán llegado ya
a tu olfato de cervatillo,
para recordar a tu memoria entre visillos
que es primavera
y que has nacido
y que es miércoles y abril
ya para siempre...
Nana
Vamos a dormir,
mi vida,
a la sombra del fresno,
en la orilla del río.
Vamos a dormir,
mi niña,
en la cueva del viento.
Vamos a dormir,
vamos a soñar,
vida de tu padre,
vamos a soñar
la sonrisa de tu madre.
Vamos a dormir, contentos,
vamos a dormir
en la cueva de los vientos...
(Sevilla, 1992)