Éric Fassin / Judith Butler y otros firmantes...
Un pensamiento crítico acerca del mundo y un conocimiento profundo del funcionamiento de nuestras sociedades no deben ser un privilegio de los más ricos
La sociología y la filosofía corren peligro en BrasilEl 26 de abril de 2019, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, confirmó en Twitter lo que su ministro de Educación, Abraham Weintraub, había anunciado el día anterior: los planes de su gobierno de suprimir las subvenciones públicas destinadas a los programas académicos de sociología y filosofía. Para estas disciplinas, en el futuro, los estudiantes tendrán que pagarse sus propios estudios. Mientras que el ministro ha copiado en el modelo que emprendió Japón en 2015, el presidente ha precisado que la enseñanza superior debe concentrarse en la lectura, la escritura y el cálculo, y que en lugar de las humanidades, el Estado Federal debe invertir en disciplinas que aporten una “recuperación inmediata de la inversión” al contribuyente, como la veterinaria, la ingeniería y la medicina.
Los firmantes internacionales de este manifiesto público advierten de las graves consecuencias de tales medidas, que ya han llevado al gobierno de Japón a dar marcha atrás tras las protestas a escala nacional e internacional. En primer lugar, la educación en general, y la enseñanza superior en particular, no pueden ofrecer una recuperación inmediata de la inversión; se trata de una inversión nacional en el futuro de las nuevas generaciones. En segundo lugar, las economías modernas no solo requieren técnicos especializados; nuestras sociedades necesitan una ciudadanía que posea una formación intelectual amplia y general. En tercer lugar, en nuestras sociedades democráticas, no le corresponde a la clase política decidir qué disciplinas son buenas o malas. La evaluación del conocimiento y su utilidad no debe llevarse a cabo en función de la conformidad con una ideología dominante.